Pudimos conocer a Cristina Calderón. Fuimos de los afortunados que apreciamos su amabilidad, bondad y disponibilidad de compartir su cultura al resto. De abrir las puertas de su casa a desconocidos. Fue hija ilustre de Magallanes, porque preservó los modos de vida propios del pueblo yagán, con esfuerzo y dedicación. Fue un tesoro humano vivo, por su generosidad.
A pesar de la pena, su partida nos motiva a continuar con el rescate del patrimonio de los pueblos fueguinos. En su honor trabajaremos porque su legado se preserve y expanda a tantos rincones de nuestro país que son ajenos a su propia historia.
Como Fundación Gusinde, expresamos nuestro más sentido pésame a su familia, amigos y pueblo yagán.
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